23/10/07

8/10/07

Con niños, no

Consuelo Salazar, de 19 años, tiene dos hermanas pequeñas: Magdalena y Agustina de cuatro y dos años respectivamente. Por motivos de horarios, desde el año pasado sus padres no pueden llevarlas a ambas al jardín al que ellas asisten(no más de 10 minutos en locomoción) y la encargada de hacerlo es Consuelo, que lo hace antes de ir a su universidad. El problema se le presentó con el nuevo sistema de transporte, teniendo que buscar otras alternativas...


12/9/07

Cambio de vehículo

Cristina Lasala está a pocos meses de terminar sus estudios de Diseño en la Universidad del Pacífico. Ella vive en la comuna de Vitacura y la universidad queda en Las Condes. Si bien la distancia entre su hogar y la facultad es considerable, el traslado de un lugar a otro nunca fue un problema para ella. “Siempre me iba en auto o tomaba cualquier micro que subiera. Me servían casi todas”
El problema se presentó a comienzos de este año.
Los horarios de su padre se empezaron a topar con los de ella por lo que se quedó sin auto por las mañanas
A esto se le sumó el transantiago. La mala frecuencia del recorrido 405 en la mañana y la lentitud con la que hacían todo el viaje, hizo que los primeros días llegara atrasada a clases. Esto le hizo buscar soluciones y viendo las noticias se encontró con un caso parecido al suyo. La solución que se le presentó si bien en un momento le pareció complicada, terminó transformándose en la única posible. Desde ahora se iría a la u en bicicleta.



“Al principio llegaba muerta de cansada, pero de a poco me fui acostumbrando. Si no fuera por la bicicleta me tendría que levantar más temprano y eso haría que igual quedara cansada en la noche. Además me voy escuchando música y los veinte minutos se me pasan volando”

El frío de las mañanas, el pavimento mojado por la llovizna que cae en las noches, las calles con escarcha por el invierno que azotó a la capital son problemas diarios con los que Cristina se ha ido acostumbrando a lidiar.

“¿Sabes lo que más me complica?, los autos y las micros”.

El transantiago aparte de dejarla sin transporte, le ha hecho pasar más de un susto. En los días que tiene que movilizarse en bicicleta en las horas punta el tránsito le complica. “Los conductores ni se preocupan de una que va en cleta y tengo que andar haciéndoles el quite”





Cuando terminan sus clases empieza el viaje de vuelta a su casa y con él otro tipo de problemas.

En los días que sale más tarde –alrededor de las ocho de la noche- los problemas, que antes eran por la congestión vehicular, ahora son por la poca gente que circula por las calles.

“Hay días en que me da miedo, sobre todo en los pasajes cercanos a mi casa, porque anda muy poca gente en las calles y puede salir cualquier persona de cualquier lugar”.


En el sector han ocurrido, producto de la oscuridad, un par de asaltos. Aunque a ella no le ha pasado nada, sabe que el peligro existe. “Trato de devolverme lo más rápido posible y andar por calles que conozca suficientemente bien”. Además la poca visibilidad que hay a esa hora hace latente el riesgo de accidentes por los hoyos y desniveles que hay en las calles.



La vida a Cristina le cambió y de manera considerable. Ella asegura que ya se acostumbró a los cambios y los problemas prefiere tomárselos con humor. “Tanto ejercicio me está haciendo bien. No ves la medias piernas que me gasto ahora”













13/8/07

Micro nueva, casa nueva.

Odette Romero vende ropa en el mall Alto las Condes. Desde su hogar en Pudahuel, viaja todos los días aproximadamente una hora y media en el recorrido 406 para llegar a trabajar al sector oriente de la capital.
Con el Transantiago asegura que debe levantarse más temprano que antes, cuando funcionaban las micros amarillas, porque ahora se demoran más en pasar las micros o simplemente pasan llenas y no paran. Pero dice que el sacrificio no es tanto, aproximadamente cuarenta y cinco minutos, ya que con el nuevo sistema de transporte llega más rápido a su trabajo.
En el paradero en donde toma la micro no hay complicaciones. No hay demasiada gente esperando locomoción y en ocasiones puede irse sentada todo el trayecto. "Igual hay veces en que le doy el asiento a las personas de mayor edad. Si antes, con la otras micros, siempre me iba de pie", comenta Odette.
El verdadero problema se le presenta cuando llega el fin de semana.
Los sábados las micros que pasan por el paradero cerca de su casa son menos y le es muy difícil llegar a la hora a su trabajo.
Es por eso que tuvo que buscar soluciones al problema que se le presentó.
Pensó que si se despertaba más temprano podría llegar, pero a las dos semanas se dio cuenta que las micros tenían, aquellos días, una frecuencia muy baja, por lo que tendría que dormir considerablemente menos. El sacrificio era muy grande y con el paso de los meses le pasaría la cuenta. Los sábados, es precisamente el día en el que más ventas tiene en la tienda. No abrir ese día, le significaba una pérdida importante de ganancias.
Veía en las noticias y en sus conocidos alrededor, como gente había quedado sin empleo por no llegar a su trabajo. Ella no quería, y no podía, sumarse a esa lista.
Odette se contactó con Daniel, su hermano, que vive relativamente cerca del Alto las Condes, en aquella comuna. Le explicó la situación y él, al ver el problema en el que estaba ella, amablemente le propuso que las noches de los viernes durmiera en su casa. Así Odette podría dormir más horas, o por lo menos las normales en cada persona, y llegaría a la hora a su trabajo.
La propuesta fue efectivamente la solución para el inconveniente del traslado. El problema ahora es que su casa en Pudahuel queda descuidada. "Vivo en un barrio bueno, pero la delincuencia ahora está en todas partes y la casa me queda sola", afirma Odette, visiblemente aproblemada.
Si bien sus vecinas se preocupan de revisar que todo esté cerrado y que no ocurra nada extraño por el lugar, los nervios, la incertidumbre y la sensación de inseguridad son, en ocasiones, muy fuertes.
La casa de su hermano en Las Condes es amplia y cómoda. Ella duerme en una pieza que estaba desocupada hasta su llegada y que Daniel arregló para que su hermana se sintiera a gusto. Le complica a ella la hora en la que llega los viernes. "Casi siempre llego pasada las diez de la noche y Daniel está durmiendo o acostado porque llega cansado de su trabajo". Pero claro, Odette está agradecida de su hermano y dice que no tiene como agradecerle lo que está haciendo por ella, pero siente que se ha transformado en un problema para Daniel.
Ahora está buscando alguna otra solución. Estar ahí, durmiendo de viernes a sábado, le complica en ciertos aspectos. Si bien está cómoda y la han recibido de muy buena manera, no es lo mismo que dormir en su casa, en su cama y con sus cosas.
Tiene un conocido que trabaja en Las Condes también y que vive relativamente cerca de su casa. Esa es otra solución. Mientras existan personas de buena voluntad, va a poder llegar a su trabajo. Pero ahora, no depende de ella.